miércoles, 3 de diciembre de 2008

El sonido del silencio / The sound of silence

¿Quién dijo que en el silencio no se puede escuchar nada? ¿O es que sólo existe el ruido cuando existe un ser oyente cerca que lo pueda escuchar? Pura física y explicaciones complejas quizá. Lo que yo sé es lo siguiente.

El pasado viernes hubo una despedida más. La de mi compañero de cuarto Mateo, quien se ganó la amistad de todos en la residencia. Por lo que la despedida debía ser a un buen nivel. La jornada terminó en una discoteca de música electrónica llamada LOW, ubicada en la Plaza de los Cubos de Madrid.

El “tunchis tunchis” toda la noche, sin problema para bailar ya con una buena cantidad de alcohol en la sangre, techos bajos y parlantes grandes a una distancia nada recomendada para la salud de nuestros oídos.

Al día siguiente todos teníamos ese pitido que no dejaba de molestar. Le pedíamos a todos que hablen bajo, o mejor aún era quedarnos en nuestros cuartos. Pero mentira, aún así en el silencio de nuestros cuartos, con el supuesto máximo silencio que se puede conseguir, estaba ese pitido en nuestros oídos que no nos permitían descansar. Allí estaba presente el sonido del silencio.

La verdad es que eso se debe a que nuestros oídos habían sido dañados al estar expuestos mucho tiempo a niveles de ruido exagerados. No es nada recomendable, no desaparece fácilmente, sólo es opacado cuando estás en un lugar donde el ruido es mayor del que genera este pitido.

Mateo, ten la seguridad que esa fiesta de despedida muy pocos la olvidarán, por uno u otro motivo. Saludos.

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Who said silence was not listened? Or is it true that sound only exists when there is a been with ears close enough to listen to it? Maybe there are a lot of physics and complex explanations. All I know I written here.

Last Friday we had one more farewell party. It was my roommate’s, Mateja, who won the friendship of everybody in the flat. So that party had to be a really good one, in a really high level. The night finished in an electronic disco named LOW, located in Plaza de los Cubos in Madrid.

The “tunchis tunchis” sound was present the whole night, it was easy to dance and have fun with some alcohol running in our blood, a low roof and big speakers in a non-healthy distance for our ears.

The following morning everybody had that whistle bothering really hard. Everybody was asking everybody to speak lower, or it was even better to stay in our rooms. But it didn’t work either, even in the silence of our bedrooms, which is the place where we can get the best peace, that whistle was in our ears and didn’t let us rest. The sound of the silence was present.

In fact, it was because our ears had been damaged by being so closed to the big and loudly speakers. It is non recommendable, it doesn’t go away that easy, you just stop noticing when you are in a place where the sound is louder than this whistle.

Mateja, be sure that few people will forget that farewell party, for one or any other reason. Cheers and greetings.

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